Ricardo Cortat.
No soy un lector de cuentos ni de historias breves, no lo he sido nunca. Leer 3, 5 o 10 páginas, sentir la sensación que te deja una historia que acaba, empezar de nuevo 4, 8 páginas más, volver a acabar, empezar de nuevo… Ese ritmo arranca, para, arranca, para… se me hace extraño. Me obliga a tener que dejar tiempo entre relato y relato cuando la costumbre es de atacar mínimos de 40, 50 páginas de golpe.
Un cuento, una historia, cerrar el libro y mañana más. No se leer así. Me gusta sentirme ahíto de lectura.
¿Y Pere Calders? Inmutable en el tiempo. Genial como hace 25 – 30 años, sorprendente como nunca y con esa forma de escribir que lo hace ser maestro de cuentistas actuales.
La pena es que seguirá siendo un gran desconocido. ¿La prueba? Lunes, 23 de abril. Un horario de esos en que hay poca gente en la librería agobiando a los dependientes. –Perdone, ¿Pere Calders en castellano? –¿En castellano? ¡No! ¿Para qué?
Hay preguntas que merecen un silencio e ir a comprar los libros a la competencia.
Un cuento, una historia, cerrar el libro y mañana más. No se leer así. Me gusta sentirme ahíto de lectura.
¿Y Pere Calders? Inmutable en el tiempo. Genial como hace 25 – 30 años, sorprendente como nunca y con esa forma de escribir que lo hace ser maestro de cuentistas actuales.
La pena es que seguirá siendo un gran desconocido. ¿La prueba? Lunes, 23 de abril. Un horario de esos en que hay poca gente en la librería agobiando a los dependientes. –Perdone, ¿Pere Calders en castellano? –¿En castellano? ¡No! ¿Para qué?
Hay preguntas que merecen un silencio e ir a comprar los libros a la competencia.
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